SIGNIFICADO DEL JUEVES SANTO


El Jueves Santo Jesús se reunió con sus discípulos para celebrar la Pascua en una cena especial en la que lavó los pies  a sus discípulos. Con las palabras “Haced esto en memoria mía” al convertir el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre,  es el momento en que instituye la Eucaristía para demostrarles a sus discípulos cuánto les amaba, para dar ejemplo de humildad y amor, y para quedarse con nosotros por siempre.



CONSAGRACIÓN DE LOS SANTOS OLEOS


En Zacatecoluca, con anterioridad, en la mañana del Miercoles Santo, en nuestra Catedral  el obispo reúne a todos los sacerdotes de la Diócesis en torno al altar y, en una Misa solemne, se consagran los Santos Óleos que se usan en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.



LAVATORIO DE LOS PIES DE LOS APOSTOLES

El Jueves Santo en la solemne misa vespertina de este día, antes del ofertorio, el sacerdote celebrante toma una toalla y una bandeja con agua y lava los pies de doce Piadosos Varones, recordando el mismo gesto de Jesús con sus apóstoles en la Última Cena.


Jesús en este pasaje del Evangelio nos enseña a servir con humildad y de corazón a los demás. Este es el mejor camino para seguir a Jesús y para demostrarle nuestra fe en Él. Recordar que esta no es la única vez que Jesús nos habla acerca del servicio. Debemos procurar esta virtud para nuestra vida de todos los días. Vivir como servidores unos de otros.



MISA DE LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTIA

Esta Santa Misa es la celebración de la Cena del Señor en la cuál Jesús, un día como hoy, la víspera de su pasión, "mientras cenaba con sus discípulos tomó pan..." (Mt 28, 26)

El quiso que, como en su última Cena, sus discípulos nos reuniéramos y nos acordáramos de Él bendiciendo el pan y el vino: "hagan esto en memoria mía" (Lc 22,19).

Antes de ser entregado, Cristo se entrega como alimento.

Sin embargo, en esa Cena, el Señor Jesús celebra su muerte: lo que hizo, lo hizo como anuncio profético y ofrecimiento anticipado y real de su muerte antes de su Pasión. Por eso "cuando comemos de ese pan y bebemos de esa copa, proclamamos la muerte del Señor hasta que vuelva" (1 Cor 11, 26).

De aquí que podamos decir que la Eucaristía es memorial no tanto de la Ultima Cena, sino de la Muerte de Cristo que es Señor, y "Señor de la Muerte", es decir, el Resucitado cuyo regreso esperamos según lo prometió El mismo en su despedida: "un poco y ya no me veréis y otro poco y me volveréis a ver" (Jn 16,16).

Como dice el prefacio de este día: "Cristo verdadero y único sacerdote, se ofreció como víctima de salvación y nos mandó perpetuar esta ofrenda en conmemoración suya".

Pero esta Eucaristía debe celebrarse con características propias: como Misa "en la Cena del Señor".

En esta Misa, de manera distinta a todas las demás Eucaristías, no celebramos "directamente" ni la muerte ni la Resurrección de Cristo. No nos adelantamos al Viernes Santo ni a la Noche de Pascua.

Este día se celebra la alegría de saber que esa muerte del Señor, que no terminó en el fracaso sino en el éxito, tuvo un por qué y para qué: fue una "entrega", un "darse", fue "por algo" o, mejor dicho, "por alguien" y nada menos que por "nosotros y por nuestra salvación" (Credo). "Nadie me quita la vida, había dicho Jesús, sino que Yo la entrego libremente. Yo tengo poder para entregarla." (Jn 10,16), y hoy nos dice que fue para "remisión de los pecados" (Mt 26,28).

Por eso esta Eucaristía debe celebrarse lo más solemnemente posible, pero, en los cantos, en el mensaje, en los signos, no debe ser ni tan festiva ni tan jubilosamente explosiva como la Noche de Pascua, noche en que se celebra el desenlace glorioso de esta entrega, sin el cual hubiera sido inútil; hubiera sido la entrega de uno más que muere por los pobre y no los libera.

Pero tampoco esta Misa está llena de la solemne y contrita tristeza del Viernes Santo, porque lo que nos interesa "subrayar"; en este momento, es que "el Padre nos entregó a su Hijo para que tengamos vida eterna" (Jn 3, 16) y que el Hijo se entregó voluntariamente a nosotros independientemente de que se haya tenido que ser o no, muriendo en una cruz ignominiosa.

Hoy hay alegría y la iglesia rompe la austeridad cuaresmal cantando el "gloria": es la alegría del que se sabe amado por Dios, pero al mismo tiempo es sobria y dolorida, porque conocemos el precio que le costamos a Cristo. Podríamos decir que la alegría es por nosotros y el dolor por Él. Sin embargo predomina el gozo porque en el amor nunca podemos hablar estrictamente de tristeza, porque el que da y se da con amor y por amor lo hace con alegría y para dar alegría.

Podemos decir que este día se celebra con la liturgia (1a Lectura). La Pascua, pero la de la Noche del Exodo (Ex 12) y no la de la llegada a la Tierra Prometida (Jos. 5, 10-ss).

El Jueves Santo inicia la fiesta de la "crisis pascual", es decir de la lucha entre la muerte y la vida, ya que la vida nunca fue absorbida por la muerte pero si combatida por ella. La noche del sábado de Gloria es el canto a la victoria pero teñida de sangre y hoy es el himno a la lucha pero de quien lleva la victoria porque su arma es el amor.



TRADICIÓN EN ZACATECOLUCA

El Jueves Santo es un día repleto de muchas actividades religiosas en Zacatecoluca.
Tradicionalmente, por la mañana se realiza un Vía Crucis de niños y para niños.

Por la tarde, es celebrada la solemne Misa de Institución de la Eucaristía, en la cual se hace también la representación del lavatorio de piés que les hizo Jesús a sus Apostoles, este acto es realizado por el obispo de la diócesis representando a Jesús y 12 nuevos miembros de la Asociación de Piadosos Varones representan a los 12 Dicípulos.

La misa termina con la adoración al Santísimo Sacramento del Altar y el cual es llevado en una procesión interna en Catedral hacia el tradicional monumento en el cual permanece guardado hasta el Sabado de Gloria.


En cada iglesia de Zacatecoluca se realiza un acto similar, y es costumbre de los viroleños salir por la noche del Jeves Santo a ver de iglesia en iglesia los monumentos para adorar al Santísimo.

Este día por la noche es tradición que afuera de todas las iglesias de Zacatecoluca se tenga una imágen de Jesús encarcelado, es por eso que muchos fieles salen esta noche a ver "las cárceles" a todas las parroquias de la ciudad. Entre los sonidos de las Marchas de Semana Santa y el de los redoblantes y las cadenas, los feligreses hacen sus ofrendas económicas en cada iglesia a cambio del tradicional "algodoncito", el cual muchos creyentes utilizan para limpiar heridas, para sanar dolores de oido y muelas entre otros.

La noche se cierra con la tradicional Procesión del Silencio (Ver Recorrido) que sale de Catedral a las 10 de la noche. Esta procesión es llamada de esa manera debido a que en ella no se va cantando ni orando, simplemente todos los asistentes van en silencio, el único sonido que se escucha es el de los tambores y las cadenas que anuncian la muerte de Cristo. Muchos de los asistentes a esta procesión llevan antorchar para alumbrar el camino. Originalmente se decía que a esta procesión debían asistir hombres únicamente, pero en los últimos años ya se han podido observar mujeres y niños en dicha procesión en la cual se lleva a Jesús atado a la columna y que representa cuando Jesús es aprehendido en el Huerto de Getsemani y llevado ante Ponsio Pilatos para ser ajusticiado. Esta procesión finaliza en el Templo del Hno. Pedro.


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